He notado que la falta de temor a Dios en nuestra vida cristiana es la clave para desviarnos del camino. Por ejemplo, un esposo o esposa que haya perdido el temor a Dios quebrara fácilmente su pacto matrimonial.
El cristiano cegado por el pecado pierde su sistema de valores. Dios ya no es su prioridad y hasta su familia es una molestia. Esta persona cambio lo más preciado que tenía por espejitos de colores que el enemigo le ofreció. Cayó en la trampa. Cuando uno cae en un pozo profundo hay una sola forma de salir. Y David lo descubrió: “El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias” (Salmo 103:4).
Dios es el único que puede sacarte de ese pozo en que caíste. El extiende su fuerte brazo que es su Hijo, Jesús. A Él no le importa ensuciar su mano por tomar la tuya. El te quiere coronar de bondad y misericordia.
Muchos hacen de su hogar, ese pozo. Pero allí solo hay soledad y un corazón vacío. Algunos intentan llenarlo con vicios o placeres, pero lo único que hacen es que su alma se hunda más.
No escuches la voz del enemigo que te dice que ya no serás bienvenido a la casa de tu Padre. Sigues siendo su hijo amado quien espera tu venida. Toma fuerte la mano que te extiende Jesús, Él te llevara de regreso a tu verdadero hogar.
En conclusión, no tener temor a Dios nos aleja del camino, pero a su vez no conocer y no aceptar el amor de Dios no permitirá que volvamos a Él.
Autor: Nestor Esteban Jacque
El cristiano cegado por el pecado pierde su sistema de valores. Dios ya no es su prioridad y hasta su familia es una molestia. Esta persona cambio lo más preciado que tenía por espejitos de colores que el enemigo le ofreció. Cayó en la trampa. Cuando uno cae en un pozo profundo hay una sola forma de salir. Y David lo descubrió: “El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias” (Salmo 103:4).
Dios es el único que puede sacarte de ese pozo en que caíste. El extiende su fuerte brazo que es su Hijo, Jesús. A Él no le importa ensuciar su mano por tomar la tuya. El te quiere coronar de bondad y misericordia.
Muchos hacen de su hogar, ese pozo. Pero allí solo hay soledad y un corazón vacío. Algunos intentan llenarlo con vicios o placeres, pero lo único que hacen es que su alma se hunda más.
No escuches la voz del enemigo que te dice que ya no serás bienvenido a la casa de tu Padre. Sigues siendo su hijo amado quien espera tu venida. Toma fuerte la mano que te extiende Jesús, Él te llevara de regreso a tu verdadero hogar.
En conclusión, no tener temor a Dios nos aleja del camino, pero a su vez no conocer y no aceptar el amor de Dios no permitirá que volvamos a Él.
Autor: Nestor Esteban Jacque
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