Todos tenemos una casa donde atesoramos hermosos recuerdos. El tiempo paso, pero nos llenamos de nostalgia cuando viene a la memoria una imagen de lo que vivimos allí. Ese lugar puede ser el hogar en donde pasamos gran parte de nuestra infancia.
En mi caso, mi casa favorita fue la casa de mis abuelos. Mis padres construyeron su casa al fondo del terreno de ellos. A mis tres años, nos mudamos, pero desde bebe forme gran apego a mis abuelos. Tal así, que cuando crecí, los iba a visitar casi todos los fines de semana. Vacaciones enteras de verano la pasaba con mi abuelo Rafael y mi abuela Cristina. Mi abuela me mimaba mucho, me hacía chocolatada con galletitas, y subíamos a la terraza a dormir la siesta debajo de un árbol de palta.
Me acuerdo que esperaba a mi abuelo cuando venia de trabajar con una almohada en la mano, para que me suba en el canasto de su bicicleta a darme vueltas a la manzana.
Mis abuelos partieron con el Señor y la casa se vendió. Si hubiese tenido el dinero en aquel momento, no dudaba en comprarla. Esa casa para mí, tenía un valor incalculable. Cada tanto paso por el frente, y me viene la loca idea de pedirle al nuevo dueño y me deja pasar a verla. Estoy seguro que no es la casa en sí, sino el amor que me brindaron mis abuelos en ese lugar.
Dios también tiene una casa favorita. A lo largo de la historia de Israel, Dios hizo que su pueblo levante y edifique casas para que su presencia habitara. La primera fue el tabernáculo de Moisés, que fue construido siguiendo en detalle el modelo que Dios le mostro a Moisés. La segunda fue el tabernáculo de David, levantado de una forma simple y sencilla.
Dios prefiere la pasión de sus hijos antes que un palacio. Elige una pequeña iglesia llamada Azusa, situada en un establo, donde se reunían un puñado de apasionados, que grandes catedrales. Nosotros queremos encuentros divinos, Él encuentros humanos, con sus hijos. No quiere horas de visita, desea custodia total.
La tienda de David era la única estructura de las tres que no poseía velo. No había divisiones entre atrios, lugar santo y lugar santísimo. No había velos que lo separasen de su pueblo. La tienda de David representa el diseño original de relación entre Dios y la humanidad.
En el tabernáculo de David la gloria de Dios era vista por todos. En el arca del pacto se hallaba encima una llama, que representaba la gloria de Dios. Esta era vista y accesible al pueblo. David designo a levitas consagrados, músicos y cantores, para que rindieran culto a Dios continuamente. Los proclamaban las grandezas de Dios, recordaban las maravillas que hizo con el pueblo en tiempos pasados.
La pasión por Dios se propagaba desde los adoradores a todo el pueblo. La ley y la historia de Israel cobraban vida en las bocas de los cantores. Los músicos al ejecutar sus instrumentos generaban una energía que atraía a multitudes, ellos ministraban el corazón de Dios y de los hombres. Tal como David calmo el corazón atribulado de Saúl con el arpa, ese don de Dios fue transferido a los hijos espirituales del rey adorador.
En mi caso, mi casa favorita fue la casa de mis abuelos. Mis padres construyeron su casa al fondo del terreno de ellos. A mis tres años, nos mudamos, pero desde bebe forme gran apego a mis abuelos. Tal así, que cuando crecí, los iba a visitar casi todos los fines de semana. Vacaciones enteras de verano la pasaba con mi abuelo Rafael y mi abuela Cristina. Mi abuela me mimaba mucho, me hacía chocolatada con galletitas, y subíamos a la terraza a dormir la siesta debajo de un árbol de palta.
Me acuerdo que esperaba a mi abuelo cuando venia de trabajar con una almohada en la mano, para que me suba en el canasto de su bicicleta a darme vueltas a la manzana.
Mis abuelos partieron con el Señor y la casa se vendió. Si hubiese tenido el dinero en aquel momento, no dudaba en comprarla. Esa casa para mí, tenía un valor incalculable. Cada tanto paso por el frente, y me viene la loca idea de pedirle al nuevo dueño y me deja pasar a verla. Estoy seguro que no es la casa en sí, sino el amor que me brindaron mis abuelos en ese lugar.
Dios también tiene una casa favorita. A lo largo de la historia de Israel, Dios hizo que su pueblo levante y edifique casas para que su presencia habitara. La primera fue el tabernáculo de Moisés, que fue construido siguiendo en detalle el modelo que Dios le mostro a Moisés. La segunda fue el tabernáculo de David, levantado de una forma simple y sencilla.
Dios prefiere la pasión de sus hijos antes que un palacio. Elige una pequeña iglesia llamada Azusa, situada en un establo, donde se reunían un puñado de apasionados, que grandes catedrales. Nosotros queremos encuentros divinos, Él encuentros humanos, con sus hijos. No quiere horas de visita, desea custodia total.
La tienda de David era la única estructura de las tres que no poseía velo. No había divisiones entre atrios, lugar santo y lugar santísimo. No había velos que lo separasen de su pueblo. La tienda de David representa el diseño original de relación entre Dios y la humanidad.
En el tabernáculo de David la gloria de Dios era vista por todos. En el arca del pacto se hallaba encima una llama, que representaba la gloria de Dios. Esta era vista y accesible al pueblo. David designo a levitas consagrados, músicos y cantores, para que rindieran culto a Dios continuamente. Los proclamaban las grandezas de Dios, recordaban las maravillas que hizo con el pueblo en tiempos pasados.
La pasión por Dios se propagaba desde los adoradores a todo el pueblo. La ley y la historia de Israel cobraban vida en las bocas de los cantores. Los músicos al ejecutar sus instrumentos generaban una energía que atraía a multitudes, ellos ministraban el corazón de Dios y de los hombres. Tal como David calmo el corazón atribulado de Saúl con el arpa, ese don de Dios fue transferido a los hijos espirituales del rey adorador.
Nestor Jacque, con referencia al capitulo 1 del libro La casa favorita de Dios - Tommy Tenney
Buenas, podrías subir el Pdf? Llevo tiempo buscándolo y no lo encuentro, te lo agradezco. Gracias!
ResponderEliminarDEME LOS CAPITULOS NUMERO 1
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