Probamos un poco de la gloria de Dios cuando sentimos su presencia en nuestras reuniones. Su Espíritu enciende nuestros corazones y tan pronto cuando termina el evento, todo se desvanece. El Espíritu Santo está buscando el lugar del próximo avivamiento. Busca a adoradores dispuestos a mantener las puertas de los cielos abiertas, con sus manos alzadas para que la gloria de Dios descienda y permanezca en medio de ellos.
En Pentecostés cayo la lluvia temprana del Espíritu, en este tiempo está cayendo la lluvia tardía. Agua está cayendo del cielo, no te refugies debajo de un techo de comodidad religiosa. Sal de ahí y déjate empapar por completo de la unción, poder del Espíritu Santo.
La prometida de Cristo se ha vuelto demasiada cómoda, y hasta se ha acostumbrado a vivir en el palacio sin el Rey. En Apocalipsis, Jesús golpea la puerta de la iglesia de la Odisea, esta iglesia tibia es la representación más fiel de la iglesia en general en la actualidad. El Amado golpea la puerta de su Amada, como lo relata el libro de Cantares. La Sulamita no respondió a tiempo a su llamado.
Es tiempo a que respondamos a su llamado antes que sea demasiado tarde. Jesús al llorar por Jerusalén dijo: no dejaran en ti piedra sobre piedras, por cuanto no conociste el tiempo de mi visitación. En simples palabras expreso: toque y no me respondiste, te visite y tu no me recibiste.
Estoy escribiendo estas líneas luego de venir a visitar a un amigo del penal de San Martin al norte del conurbano bonaerense. En la entrada de la cárcel, uno debe presentarse con documento de identidad para registrarse en el sistema. Solo se les permite ingresar a personas que previamente el convicto haya solicitado una audiencia a su nombre. Por alguna razón mi nombre no llego a registrarse en el sistema. Tuve que esperar que mi amigo vuelva a solicitar una audiencia para mí y así poder ingresar a visitarlos. Eso me llevo a pensar que muchas veces Jesús visita nuestros corazones, pero se encuentra con la sorpresa que no han solicitado una audiencia a su nombre, no tiene permitido el acceso. Él nos visitó y nosotros no pedimos por El, por eso no puede entrar.
El ciego Bartimeo escucho que Jesús se acercaba y no dudo en llamar su atención. Grito con lágrimas en sus ojos: Jesús, Hijo de David ten misericordia de mí. Jesús lo oyó y recibió el milagro. Hubo muchas personas ese día en Jericó que no conocieron el tiempo de la visitación de Jesús, Bartimeo aun siendo ciego lo encontró. Un hombre ciego vio más que una ciudad entera.
Es tiempo de que haga notar su hambre y necesidad de Dios. Clame de la misma forma que lo hizo Bartimeo. Atraigan la atención de Dios sin importar la aprobación de los hombres. Puede edificar su propio altar a partir del hambre de su corazón.
Nestor Jacque, con referencia al capitulo 2 del libro La casa favorita de Dios - Tommy Tenney
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