"Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.
Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.
Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.
Y volviendo el ángel de Jehová la SEGUNDA vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.
Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios." 1 Reyes 19:4-8
Elias estaba totalmente desahuciado, Dios envió Su ángel (figura de Jesús) para que le proveyera alimento. Elias comió pero se volvió a dormir, por su desanimo o crisis espiritual.
Dios envió su ángel por segunda vez, lo despertó nuevamente y lo alimento. Esa comida lo sustento 40 días hasta llegar al monte donde Dios se le revelaría. el mismo monte en donde Moisés tuve un encuentro con la zarza ardiente.
Dios no nos quiere en derrota, quiere que nos despertemos, comamos y lleguemos a su monte santo.
N. E. Jacque
Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.
Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.
Y volviendo el ángel de Jehová la SEGUNDA vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.
Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios." 1 Reyes 19:4-8
Elias estaba totalmente desahuciado, Dios envió Su ángel (figura de Jesús) para que le proveyera alimento. Elias comió pero se volvió a dormir, por su desanimo o crisis espiritual.
Dios envió su ángel por segunda vez, lo despertó nuevamente y lo alimento. Esa comida lo sustento 40 días hasta llegar al monte donde Dios se le revelaría. el mismo monte en donde Moisés tuve un encuentro con la zarza ardiente.
Dios no nos quiere en derrota, quiere que nos despertemos, comamos y lleguemos a su monte santo.
N. E. Jacque
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