En el desierto más de cinco mil personas no tenían alimento para pasar otro día escuchando el mensaje de Jesús. Un joven tenía cinco panes y dos peces, creo que era suficiente para él y su propia familia.
Jesús pidió a sus discípulos que compren alimento para dar de comer al pueblo. Felipe le contesto que solo una suma millonaria podría costear para darle a penas un bocado a cada uno. Andrés camino entre la multitud hambrienta, preguntando quien tenía algún alimento para compartir.
Un joven tenía su vianda, el sustento de su familia. La lógica le decía que si entregaba sus panes y peces, los suyos comerían migajas. Pero su corazón lleno de bondad pudo más que su mente, no dudo más y se los entregó a Felipe. Quien de inmediato llevo la canasta del joven a Jesús.
El maestro levanto su mirada a los cielos y su Padre escucho su oración. Un día Jesús dijo: ¿qué hombre si su hijo le pide PAN, le dará una piedra o si pide un PESCADO le dará una serpiente? El Padre desde los cielos, mostró su bondad y respondió al pedido de su Hijo Amado. Jesús al mismo tiempo demostró que su enseñanza no quedaba solo en palabras, sino que los hechos las respaldaban.
Los panes y peces fueron multiplicados de forma sobrenatural. Todos quedaron satisfechos. El joven aprendió que un acto de generosidad, Dios lo multiplicara de manera exponencial por su infinita bondad.
Dios quiere que entreguemos nuestros recursos espirituales y materiales, dones y habilidades, como un acto de amor hacia los demás. No nos quedemos con nuestros panes y peces, Dios hará algo sobrenatural si están en sus manos. La clave es entregar todo, como lo hizo el joven.
N.E. Jacque
Jesús pidió a sus discípulos que compren alimento para dar de comer al pueblo. Felipe le contesto que solo una suma millonaria podría costear para darle a penas un bocado a cada uno. Andrés camino entre la multitud hambrienta, preguntando quien tenía algún alimento para compartir.
Un joven tenía su vianda, el sustento de su familia. La lógica le decía que si entregaba sus panes y peces, los suyos comerían migajas. Pero su corazón lleno de bondad pudo más que su mente, no dudo más y se los entregó a Felipe. Quien de inmediato llevo la canasta del joven a Jesús.
El maestro levanto su mirada a los cielos y su Padre escucho su oración. Un día Jesús dijo: ¿qué hombre si su hijo le pide PAN, le dará una piedra o si pide un PESCADO le dará una serpiente? El Padre desde los cielos, mostró su bondad y respondió al pedido de su Hijo Amado. Jesús al mismo tiempo demostró que su enseñanza no quedaba solo en palabras, sino que los hechos las respaldaban.
Los panes y peces fueron multiplicados de forma sobrenatural. Todos quedaron satisfechos. El joven aprendió que un acto de generosidad, Dios lo multiplicara de manera exponencial por su infinita bondad.
Dios quiere que entreguemos nuestros recursos espirituales y materiales, dones y habilidades, como un acto de amor hacia los demás. No nos quedemos con nuestros panes y peces, Dios hará algo sobrenatural si están en sus manos. La clave es entregar todo, como lo hizo el joven.
N.E. Jacque
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