"En este universo una provincia se rebeló y dijo: “No queremos que la cabeza nos dirija. No queremos que nadie nos gobierne desde el trono. Nos gobernaremos solos. Construiremos esta gran Babilonia que llegue a los cielos. No toleraremos que Dios nos gobierne”. A esa provincia la llamamos “humanidad”. Y la humanidad habita esa pequeña esfera giratoria a la que llamamos Tierra.
Esa provincia ahora está en rebelión contra la Majestad en los cielos. ¿Qué piensa hacer Dios? Con un solo gesto de su mano, Dios podría borrar del mapa esa provincia. Pero ¿qué hizo? Dios envió a su Hijo unigénito para que redimiese a esa provincia y la devolviera a la esfera del trono, a la esfera del reino. Y ese reino se llama “el reino de Dios”.
Cuando una persona se convierte, nace de nuevo al reino de Dios. ¿Qué significa esto? Que ya ha abandonado la antigua provincia rebelde y ha entrado en un reino nuevo, que admite que existe un trono, algo que antes no reconocía.
Ningún pecador admite que el trono de Dios sea válido y que el que está sentado a su diestra le gobierne. Puede hablar de Dios, apelar a Él y usar su nombre, pero no obedecerá a Dios. Por eso es lo que es. Por eso es pecador y se le llama así. Por eso se dice que perecerá a menos que se arrepienta y nazca de nuevo. Cuando se arrepiente y nace de nuevo, abandona el viejo mundo, la vieja provincia que se rebeló, y se traslada al reino de Dios, sometiéndose de nuevo al señorío del
Dios trino. Es así de sencillo."
Dios trino. Es así de sencillo."
A.W. Tozer, libro La Presencia de Dios en tu vida
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