Luego de que Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo lo guió al desierto. Allí estuvo ayunando y en comunión con Dios. Pasaron 40 días y tuvo hambre. Satanás sigiloso como serpiente lo asecho y espero el momento de mayor debilidad. Se acercó a Él y le dijo: "si eres Hijo de Dios convierte la roca en pan". Satanás supo que Dios hizo brotar agua de una peña en el desierto. Ahora quería que Jesús haga un milagro en su presencia y así comprobaría que era la segunda persona del Dios trino.
Jesús le contesto: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de Dios". Con esta respuesta Jesús le dice a Satanás que en primer lugar está tentando al hijo del hombre y no al Hijo Eterno. La divinidad de Cristo está intacta en el desierto, ella no tiene hambre ni sed, es autosuficiente. La que está siendo probada es su humanidad.
Como lo fue Adán en el Edén. Ahora el segundo Adán está en el desierto y no en un jardín. No tiene que comer a diferencia de Adán que disponía cantidades de frutos deliciosos. Jesús como hombre, precursor de una nueva humanidad elige alimentarse de la palabra y voluntad de Dios. En contraste con Adán que prefirió rechazar el consejo divino, desobedeciendo al mandato de Dios. Comió el fruto prohibido, obedeciendo a la serpiente antigua y haciéndose esclavo de ella. El hombre sello su destino, dejo de estar bajo la voluntad y soberanía de Dios, y su trasladado al reino de Satanás.
Jesús a su vez quería resaltar la importancia de alimentar al espíritu humano. El hombre interior que todos tenemos y que en muchos actualmente está muerto. Adán no murió físicamente cuando peco, pero si lo hizo su espíritu, esa parte de nuestro ser que se comunica con Dios. El corazón del hombre se convirtió en piedra y era incapaz de latir por Dios. Ahora latía por otras cosas, como placeres, riquezas, fama y poder.
Continuara...
Jesús le contesto: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de Dios". Con esta respuesta Jesús le dice a Satanás que en primer lugar está tentando al hijo del hombre y no al Hijo Eterno. La divinidad de Cristo está intacta en el desierto, ella no tiene hambre ni sed, es autosuficiente. La que está siendo probada es su humanidad.
Como lo fue Adán en el Edén. Ahora el segundo Adán está en el desierto y no en un jardín. No tiene que comer a diferencia de Adán que disponía cantidades de frutos deliciosos. Jesús como hombre, precursor de una nueva humanidad elige alimentarse de la palabra y voluntad de Dios. En contraste con Adán que prefirió rechazar el consejo divino, desobedeciendo al mandato de Dios. Comió el fruto prohibido, obedeciendo a la serpiente antigua y haciéndose esclavo de ella. El hombre sello su destino, dejo de estar bajo la voluntad y soberanía de Dios, y su trasladado al reino de Satanás.
Jesús a su vez quería resaltar la importancia de alimentar al espíritu humano. El hombre interior que todos tenemos y que en muchos actualmente está muerto. Adán no murió físicamente cuando peco, pero si lo hizo su espíritu, esa parte de nuestro ser que se comunica con Dios. El corazón del hombre se convirtió en piedra y era incapaz de latir por Dios. Ahora latía por otras cosas, como placeres, riquezas, fama y poder.
Continuara...
Nestor Jacque
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