"Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo." Salmo 27:4
El salmista anhela fervientemente
estar en la presencia de Dios. Los cuatro seres vivientes frente al trono del
Señor, lo contemplar todo el tiempo. Al mirar Su hermosura provoca en ellos la
exclamación ¡SANTO, SANTO, SANTO!
La santidad del Señor del universo, es indescriptible y de extrema belleza. Contemplarla produce el deseo de
consagrarnos cada vez más para Él. La santidad ya no se trata para nosotros de
prohibiciones y restricciones legalistas, sino una respuesta a su gran amor y
gracia inmerecida.
Señor deseo contemplar tu hermosura cada día, y
quiero vivir en santidad. Cúbreme con tu gracia para vencer cada tentación.
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