“El Señor me mostró algo pequeño, no mayor que una avellana, en la palma de mi mano, según me pareció; era redondo como una bolita. Lo miré con el ojo de mi entendimiento y pensé: «¿Qué puede ser?». Se me respondió, de manera general:
«Es todo lo que ha sido creado». Me quedé asombrada de que pudiera durar, pues una cosa tan insignificante, pensaba yo, podía desvanecerse en un instante. Y se me respondió en mi entendimiento: «Permanece y permanecerá siempre, porque Dios lo ama; de este modo, todo tiene su ser a través del amor de Dios».
En esa pequeña nada vi tres propiedades. La primera es que Dios la ha creado, la segunda, que Dios la ama, la tercera, que Dios la conserva. Mas ¿qué vi yo en ello? Que Dios es el Creador, el protector y el amante.
Hasta que no esté unida substancialmente a él, nunca podré tener perfecto reposo ni verdadera felicidad; es decir, hasta que no esté tan unida a él que no pueda haber cosa alguna creada entre mi Dios y yo.
Me parecía como si aquella pequeña cosa creada fuera a aniquilarse debido a su pequeñez. Es necesario que lo sepamos, de manera que podamos deleitarnos en tener como nada todo lo creado, para amar y tener a Dios, el increado.
Pues ésta es la razón por la que nuestra alma y nuestro corazón no están en perfecto descanso, porque buscamos descansar en esa cosa tan pequeña, en la que no hay ningún descanso, y no conocemos a nuestro Dios, que es todopoderoso, todo sabiduría y todo bondad, que es el verdadero descanso. Dios quiere ser conocido, y le place que descansemos en él; pues nada de lo que está por debajo de él puede bastarnos.
Esta es la razón de que ningún alma descanse hasta que no tenga como nada las cosas creadas. Cuando el alma se ha hecho voluntariamente nada por amor para tener a aquel que es
todo, entonces puede recibir el descanso espiritual.
todo, entonces puede recibir el descanso espiritual.
Nuestro buen Señor me reveló también que es para él gran placer que un alma simple llegue a él desnuda, abierta y confiadamente. Pues éste es el ardiente deseo amoroso del alma que ha recibido el toque del Espíritu Santo, según comprendí en esta revelación: «Dios, de tu bondad, date a mí, pues me bastas, y no puedo pedir nada inferior a lo que te glorifique plenamente. Y si pido algo inferior, siempre quedo falta de algo; pues sólo en ti tengo todo».”
Juliana de Norwich (1342-1416)
Cristiana nombrada por A..W. Tozer en sus libros.
Cristiana nombrada por A..W. Tozer en sus libros.
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