Un buen carpintero al mirar un trozo de madera, se imagina y planea que hará con el. La toma con cariño y empieza a trabajar con dedicación en su taller.
Unos cortes para adecuarlo a su plan, también lo lija para sacar las asperezas. Clavos allí, clavos allá. ¡Si la madera hablara seguro que expresaría dolor!
Sigue trabajando con paciencia y esmero, sabe que su esfuerzo dará frutos. Finalmente aplica varias manos de barniz para darle un intenso brillo.
¡Todos quedan sorprendidos de la obra artesanal del carpintero!
El buen carpintero se llama Jesús, sus discípulos pasaron por su taller. Ellos se convirtieron de hombres con debilidades, inseguros e incrédulos, a hombres consagrados, valientes, llenos de fe y con la unción del Espíritu Santo.
Un día, ese Carpintero vio desde el cielo a un tal Saulo de Tarso, al parecer un "trozo de madera" muy difícil de trabajar. Pero dijo:
"...instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre" (Hechos 9:15-16)
Cuando Jesús puso sus ojos en Saulo, ya sabia lo que iba hacer con él. El proceso no fue fácil para Saulo, pero el trabajo fue exitoso! Pablo se transformo en un verdadero instrumento para Su Gloria.
Confiemos en las manos de nuestro amado carpintero, dejemos ser trabajados por Él.
"que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Filipenses 1:6)
Unos cortes para adecuarlo a su plan, también lo lija para sacar las asperezas. Clavos allí, clavos allá. ¡Si la madera hablara seguro que expresaría dolor!
Sigue trabajando con paciencia y esmero, sabe que su esfuerzo dará frutos. Finalmente aplica varias manos de barniz para darle un intenso brillo.
¡Todos quedan sorprendidos de la obra artesanal del carpintero!
El buen carpintero se llama Jesús, sus discípulos pasaron por su taller. Ellos se convirtieron de hombres con debilidades, inseguros e incrédulos, a hombres consagrados, valientes, llenos de fe y con la unción del Espíritu Santo.
Un día, ese Carpintero vio desde el cielo a un tal Saulo de Tarso, al parecer un "trozo de madera" muy difícil de trabajar. Pero dijo:
"...instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre" (Hechos 9:15-16)
Cuando Jesús puso sus ojos en Saulo, ya sabia lo que iba hacer con él. El proceso no fue fácil para Saulo, pero el trabajo fue exitoso! Pablo se transformo en un verdadero instrumento para Su Gloria.
Confiemos en las manos de nuestro amado carpintero, dejemos ser trabajados por Él.
"que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Filipenses 1:6)
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