“Abraham Lincoln emitió una proclama declarando la emancipación de tres millones de esclavos. En un cierto día sus cadenas debían caer, y ellos iban a ser libres. Esa proclama fue puesta en los árboles y vallados dondequiera el Ejército del norte marchaba. Muchos esclavos no podían leer, pero otros leían la proclama, y la mayoría de ellos la creía; y en un cierto día se alzaba el feliz clamor: "¡Somos libres!" Algunos no lo creían, y permanecían con sus antiguos amos; pero eso no cambiaba el hecho de que eran libres. Cristo, el Capitán de nuestra salvación, ha proclamado libertad para todos los que tienen fe en Él. Tomémosle su palabra. Sus sentimientos no habrían liberado a los esclavos. El poder debe venir de afuera. Mirarnos a nosotros mismos no nos harán libres, sino mirar a Cristo con el ojo de la fe.” D. L. Moody, libro El camino hacia Dios. "Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el es...
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