Por miles de años no se vio en la tierra la imagen de Dios en el hombre. Hasta que apareció en escena, uno que portaba la misma imagen del Eterno. Aquel verbo se hizo carne y habito entre nosotros, y vimos su gloria, la gloria del unigénito Hijo del Padre, Jesucristo. Dios pone nuevamente su perfecta imagen en un hombre, nacido de mujer. Emanuel, Dios con nosotros, habito en un tabernáculo humano o templo como Jesús decía de sí mismo. Mediante a Él, todos los hombres pueden portar de nuevo la imagen original de Dios. Jesús restauro y mejoro la imagen del hombre. El postrer Adán fue superior al primero en obediencia y comunión con Dios. Moisés conoció a Dios en el Monte Sinaí, fue enviado a liberar al pueblo, a guiarlos por el camino que conocía, y traerlos al lugar de su presencia. Así Jesús, que es el Camino y conoce la ruta para llegar al corazón del Padre. El Hijo que habitaba en el seno del Padre la eternidad pasada, es enviado por Dios para traer más hijos a su ensanchado c...
Libros y Audio-Libros Cristianos