Probamos un poco de la gloria de Dios cuando sentimos su presencia en nuestras reuniones. Su Espíritu enciende nuestros corazones y tan pronto cuando termina el evento, todo se desvanece. El Espíritu Santo está buscando el lugar del próximo avivamiento. Busca a adoradores dispuestos a mantener las puertas de los cielos abiertas, con sus manos alzadas para que la gloria de Dios descienda y permanezca en medio de ellos. En Pentecostés cayo la lluvia temprana del Espíritu, en este tiempo está cayendo la lluvia tardía. Agua está cayendo del cielo, no te refugies debajo de un techo de comodidad religiosa. Sal de ahí y déjate empapar por completo de la unción, poder del Espíritu Santo. La prometida de Cristo se ha vuelto demasiada cómoda, y hasta se ha acostumbrado a vivir en el palacio sin el Rey. En Apocalipsis, Jesús golpea la puerta de la iglesia de la Odisea, esta iglesia tibia es la representación más fiel de la iglesia en general en la actualidad. El Amado golpea la puerta de...
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